UN CORTEJO FUNEBRE

En un cortejo fúnebre a la luz de la tarde camino al cementerio del pueblo se avecinan y aquella dama llora desesperada la muerte de su Amor, grandes gotas de lágrimas corren por sus mejillas y tres veces se desmaya antes de enterrar su ilusión. Parece una flor herida delante del ataúd y se aferra a éste como la hiedra.¡ Que tristeza! ¡Que pesar! Pero nadie se puede imaginar ¿qué fue en verdad lo que sucedió?

Remontémonos solo un poco de tiempo atrás, quizás unos meses nada más:

Aquella dama reía pues había gran alegría en su corazón, sus pasos parecían danzar y sus ojos brillar. Un día salió al pueblo a comprar y pasó delante de un joven misionero. Ella de inmediato se sintió atraída, su corazón ciertamente se motivó. Al paso de los próximos días, ella siempre iba al pueblo a la hora en que aquel misionero enseñaba y hablaba de misterios del corazón.

Ella fue y escuchó y sintiese por él cada vez más enamorada. Con el tiempo ella tomó más confianza y él le comenzó a hablar de amor. Ella regresaba cada día a beber de él, el Amor. El le decía que el amor era eterno, noble y maravilloso. Y eso a ella le atraía más y más. Pero él hablaba del amor espiritual, del amor filial.

Entonces, un día, ella dijo:
- El me ha enamorado y me ha engañado porque hablaba de otro amor.

Entonces, se sintió herida, despechada y sintió amargura, celos y frustraciones .Con engaños habló al misionero dijo que algo necesitaba con urgencia su atención. Le condujo al valle cercano pero a una hora en que nadie iría .Entonces el inocente fue. Y ella aprovechó su ocasión para hablar de sus sentimientos y de su amor más él le dijo con compasión que su amor no era de ese mundo.

Pero ella se sintió burlada y le dijo:
- ¿ Qué es de todas aquellas palabras que me decías acerca del amor eterno ? ¿ Porqué sí me enamoraste, ahora lo niegas. ¿ Acaso me engañaste?

Y gritándole:

- Traicionero, a mi no me vas a engañar .

Tomó un puñal que lo llevaba en secreto y sin mediar más palabra le enterró en el corazón del misionero, el cual de inmediato cayó al suelo. Ella salió corriendo de la escena y fue al pueblo. Dijo que había encontrado al misionero muerto, que alguien por envidia, celos lo había matado.

Y la gente del pueblo fue a buscar aquel lugar y encontró el horrible escenario y salieron pronto a buscar a los asesinos mientras ella lloraba desesperadamente. Pasaron las noches y los días y no hallaron a los asesinos .Y entonces fueron donde ella y le dijeron:
- ¡Que pena , abnegada mujer que te veíamos siempre beber la sabiduría y el amor de este noble misionero . ¿Qué había sucedido? No podemos entender cómo puede haber un acto tan criminal.

Y ella contestó:
- Es cierto, ¿cómo alguien puede matar al amor?

Remontémonos pues al cementerio, ella llora desconsoladamente y una voz en su corazón dice: “A mi no me ibas a engañar, traidor. A una mujer digna no se le engaña en el Amor”.
Jamás el pueblo encontró al asesino. Y aquella dama terminó en la locura y se le escuchaba repetir y repetir :
- ¿Porque me abandonaste? ¿Por qué me abandonaste?

Y la gente del pueblo decía:
- ¡ Que noble mujer ! Nunca se olvidó de aquel noble predicador.

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